Cristian Lo Faro
Pocas cosas como tirarme a nadar en aguas heladas me dejan una sensación de tanta libertad y purificación. Las dudas y temores que rondan la cabeza antes de elegir si saltar o no a un espejo de agua gélida, se despejan completamente en esos breves segundos en los que nos encontramos suspendidos en el aire. Finalmente, el momento en que salimos del agua nos confirma que tomamos el camino correcto, y a pesar del frío que podemos sentir por unos instantes, la naturaleza nos premia eliminando todos los dolores que fuimos acumulando en el transcurso de nuestra aventura, y regalándonos un efímero pero profundo sentimiento de paz mental.
29/09/2022